Los Espantamoscas

Querido Adrijk:
Pensé mucho antes de publicar este mensaje pues no me gusta hacer mofa de los defectos de las personas. Finalmente lo hago porque creo que la gente debe reaccionar de alguna manera a un mal que nos afecta a todos.
Cuando yo era niño ¬sí, muchos años atrás¬ jugábamos a ser vigilantes, y más de un niño, así como hasta ahora se les escucha decir que quieren ser bomberos, decía que quería ser vigilante de tránsito. Y es que era impresionante ver cómo dirigían a los conductores, ver los movimientos de manos para hacer avanzar o parar el tránsito, los gestos para llamar la atención al conductor que andaba distraído, la forma como mediante el pito se comunicaban entre vigilantes que estaban cerca, cómo se coordinaban entre ellos para hacer que el tránsito avance fluidamente, el porte de autoridad y respeto cuando se dirigían a un conductor.
Pero desde ese entonces poco a poco las cosas fueron cambiando, empezaron a aceptar coimas, fueron perdiendo el orgullo de pertenecer a una institución de renombre; poco a poco les fuimos perdiendo el respeto y ellos a desmerecerlo.
Ahora, su actitud es tan pobre que me da coraje, pero para no amargarme cada momento que los veo he optado por tomarlo de forma divertida, por eso los llamo los «Espantamoscas», pues se paran en una esquina, donde sí hay semáforo, o en medio de una avenida, sin cruce, y lo único que hacen es mover el brazo, haciendo una señal de «avanzar» que más parece que estuvieran espantando una mosca. Su acción es tan irrelevante que si fuera para espantar una mosca tendría más sentido.
Por ejemplo: En el cruce de la Av. de las Américas con la Av. Plaza Dañín, suelen pararse más de 4 vigilantes, todos «estratégicamente» ubicados en los carriles, esperando que el semáforo se ponga en verde para empezar a hacer su mímica de espantar moscas, y si el tráfico está bastante denso entonces más rápido mueven su mano, como desesperados por que avancemos más rápido… ¿en qué quedamos, debemos manejar despacio o debemos acelerar a fondo cada vez que podamos? Pero mi coraje es porque a menos de 100 metros de donde están estos señores está la salida de la ciudadela La Fae, donde no hay semáforo y donde quienes queremos salir a la Av. Plaza Dañín, tenemos que pelearnos y tirar el carro para poder avanzar; y del otro lado, en la calle donde funciona el mercado La Española, a 50 metros de donde están los señores vigilantes, otra vez el drama de tener que lanzar el carro, al braveo, para poder salir a la Av. de las Américas. O sea, los vigilantes están donde no se los necesita, haciendo algo que no sirve para nada, en lugar de situarse en los sitios necesarios a hacer lo correcto.

Y como ya nadie los respeta, la gente se pasa la luz roja en sus narices y ni siquiera entonces reaccionan de forma activa, se hacen los que no ven. Como en la calle frente a la Universidad Laica, la que viene de la Av. Quito y que luego se une con la Av. de las Américas, allí hay un tramo de calle, con un carril especialmente dividido para que entren los colectivos y no puedan invadir los otros carriles; se supone que todos los colectivos deben ir por ese carril, para que puedan parar a recoger o dejar pasajeros sin interrumpir los otros dos carriles, sin embargo algunos colectivos no entran en el carril pero igual paran en media calle para que bajen o suban pasajeros, en esa zona siempre hay un vigilante espantando moscas, y «estratégicamente» siempre está mirando en dirección contraria al punto donde paran los buses.

Alguien debería hacer algo por devolverle a los vigilantes el amor por su trabajo y a todos los guayaquileños por devolvernos la institución que era el orgullo de Guayaquil. Ojalá el próximo alcalde, cuando ya sea de su competencia, se preocupe de esta labor.